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Mundo aparte

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Eduardo Milán

Un mundo que no puede competir con el real.

Morir en no lugar, de nuevo, escrito el no lugar. Parece necesario un lugar para morir. El poeta crea un mundo aparte que no puede competir con el real. Y mira que hace fuerza, mira que lo cruza, mira que se ve la encrucijada. Chajá, tordos, calandrias, figuras de lenguaje. Y el Arnau aquel que vi, o vi su sombra, la silueta en un atardecer con álamos de luz caída. Un no lugar lleno de imágenes, un ruido tipo libre albedrío, la sed fluyendo libre de pico y garganta, fue lo que se pudo. El Arnau, el Dante habría que decir, el habla materna, los Pound del mundo, el Parra, los maquis, los Maquieira, la resistencia. Era difícil: la poesía viene de la orfandad la madre estuvo de ahí su no lugar. Soy tu fan, me dijo mi amiga portorriqueña con aquella cosa anglo-castellana de gerundio de piedra, una piedra en gerundio, eso mismo: el movimiento de una piedra gris, estancada. Sos fan de un huérfano, fan de un huero, si le dejo caer su fantasía, agarrado a su tabla de salvación. Era un fantasma, ahora que me veo allí, bajo los álamos de luz caída. Con razón Arnau, el que no está. Se vive confundido entre vocales la cosa se cuece en hornos menos hondos. Uno lee, uno les lee, como si la Vía se viniera abajo, los contagia con un flujo medio y medio, verde y blanco del Mercado del Puerto. Nada más abandonado que un puerto abandonado. Como si un barco fuera una asamblea jubilosa de cabezas que quieren una sola: la del rey. Y ese día no hay, no vino el rey, está de caza. Como si el rey en realidad no estuviera debajo con un solo ojo amarillo germinado de tentáculos, su ojo girasol. Se muere en no lugar, se escribe el no lugar, oh llave, ok. Llave de ok, ave Roc, rima rap, triste de blues. Se vive un mundo a medias, un mundo que ya pasó y un mínimo del que va a pasar. Muchos tiempos condensados como guirnaldas de noche bajo el avión que aterriza en un aeropuerto de adultos sin vaca ni caballo pastando cerca. Pero poema, lo que se dice poema, un chasquido.

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Eduardo Milán

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