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Ciencia ficción en vivo en el Solís

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Saraví en un marco escenográfico lleno de sorpresas. Foto: M.F. Russomagno
Maria Fernandez Russomagno

Un espectáculo para niños poco común, y eso se nota desde la explanada del Teatro Solís, donde su director, Damián Barrera, conversa con los escolares sobre lo que van a ver. Una vez en la sala principal, el asombro de los niños empieza antes que El lugar de las luciérnagas, con ese juego que permiten las butacas, las galerías y la enorme altura del lugar.

Una maestra se arma de paciencia y le dice con firmeza a un chico que ese no es modo de comportarse en un teatro. El show está por comenzar.

La obra para niños que por estos días lleva adelante la Comedia Nacional tiene múltiples motivos de interés para niños y adultos. Por un lado, un trabajo de mapping, con una serie de diseños muy bien resueltos, convierten la obra en cine mudo y en todo tipo de fantasía, donde entra desde el lenguaje del cómic hasta una enorme variedad de paisajes. Damián Barrera y su equipo han sabido utilizar los recursos digitales para crear.

La utilería y los muchos elementos de escenografía y vestuario también atrapan la atención del público, ofreciendo algunas soluciones originales. Reuniendo todos esos recursos, Barrera cuenta una historia no muy común para niños, que los ubica en un mundo apocalíptico, donde el agua y el alimento son escasos y hay que luchar por ellos. En ese universo se mueve una serie de seres excéntricos, como sobrevivientes de una sociedad anterior.

El director manejó además muy bien los pasajes del teatro convencional a la ficción digital, y la dinámica intermedia entre ambos formatos, con tramos de mucha habilidad para compaginarlos. La obra, sin embargo, se queda un poco en algunos tramos dialogados, dado que los niños siguen aceptando con más entusiasmo las acciones físicas que ocurren sobre el escenario, los pasajes más animados, incluso el chiste más simple.

Juan Antonio Saraví, en el rol protagónico, ofreció sus dotes de gran actor para componer un personaje con algún recurso de payaso, con una gestualidad llena de capacidad de comunicación. Él y los demás actores, todos a la altura de lo que tenían que hacer, representaron bien esta historia extraña, que habla de la libertad, la soledad y el miedo a perder lo que se quiere. El espectáculo parece para niños no muy chichos, y como dura una hora, se hace llevadero. Y el resultado es un buen primer paso de la Comedia Nacional haciendo teatro para niños en la sala principal del Solís, con una obra que busca y consigue ser original.

El lugar de las luciérnagas [***]

Texto: Damián Barrera y Florencia Gutiérrez. Dirección: Damián Barrera. Compañía: Comedia Nacional. Actores: Lucio Hernández, Juan Antonio Saraví, Pablo Varrailhón, Florencia Zabaleta y Enzo Vogrincic. Escenografía: Miguel Robaina. Iluminación: Rosina Daguerre y Lucía Acuña. Vestuario: Cecilia Bello. Música: Bruno Boselli. Mapping y video: Daniel Fernández. Animaciones: Alejo Schettini. Sala: Teatro Solís. Funciones: va hoy, y los sábados y domingos a las 15:00. Entradas: Tickantel, $ 150.

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Saraví en un marco escenográfico lleno de sorpresas. Foto: M.F. Russomagno

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