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La comicidad a través de un gesto preciso

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Esmoris regresó al monólogo con un trabajo eficaz, que a la vez hace reir y pensar. Foto: Archivo
JORGE ESMORIS, ENSAYO DE LA BCG, 25 AÑOS, FOTO CARREÑO, S. ZITARROSA, ND 20100120
LEONARDO CARREÑO/DIARIO EL PAIS

Siempre es un gusto ver a Jorge Esmoris sobre un escenario. En este caso se está presentando en formato unipersonal, modalidad que él transita desde décadas atrás, y que le permite el total manejo del espectáculo.

El desafío de asumir todo el peso de la obra es mayor si se tiene en cuenta el tamaño considerable de la sala, el Teatro Comedia, donde el gran cómico se está encontrando con el público los sábados desde las 21:00.

La trayectoria de Esmoris, su prestigio como artista de teatro, le permite convocar buen número de espectadores, algo que siempre ayuda a la hora de una buena comunicación escénica. Y el aplauso que recibe el actor al entrar en escena habla de un cariño conquistado de antemano. Poco hay sobre el enorme escenario: un biombo, una especie de asiento, y un sobrewater, silla sanitaria que en este caso da nombre al show.

La indumentaria del artista es entre muy formal y de cierto mal gusto intencional, con un traje gris anticuado y una corbata chillona. Pero la presencia física del intérprete siempre es imponente. Su enorme altura, su porte de cierta elegancia informal, y su carisma, le permiten llenar un gran escenario casi vacío.

Pese al biombo, no habrá cambios de vestuario. Durante una hora, el cómico seducirá al público con la palabra y el gesto. Esmoris camina por un sector del medio del escenario, habla mientras su cuerpo va y viene, como un "animal de teatro", como una vez lo definió Andrés Castillo, figura histórica del teatro independiente, y gran conocedor de teatro.

Es un placer verlo actuar. El uso de la voz, la gestualidad, los movimientos del cuerpo, a la vez naturales y teatrales, hacen que el hecho de mirarlo ya sea un espectáculo. Con su rostro recorre un rango de expresiones enorme, con gran capacidad para la ironía. Sus cejas oscuras y abultadas remarcan la intensidad de su mirada. Algunos pasajes de la actuación, como la mímica de alguien que pisó caca de perro, son descacharrantes. Y algo tan sencillo, como ponerse y sacarse los lentes de leer, es en él técnica de actuación.

Sabiendo que cuenta con esas aptitudes, Esmoris va transitando por un discurso ingenioso, que tiene momentos más llenos de sentido, y otros más cercanos al chiste. Y aunque los temas que va tocando son populares, no faltan las citas cultas, tiradas a la pasada, en las que va nombrando a filósofos de la antigüedad, escritores clásicos, poetas, autores más actuales, en un conjunto de referencias humanísticas que él maneja con soltura. Desde Antonio Machado a Ramón del Valle Inclán, varios maestros son objeto de la reflexión junto al público.

El actor habla desde sí mismo, fundiéndose con su personaje. Entre la exageración y la aguda mirada sobre la vida diaria, va saltando de un tema a otro, aunque bien armado todo, desde un hilo conductor. De la ironía a la filología, habla del analista, el fútbol, la filosofía, los miedos, Dios, el amor, convirtiendo cada asunto en reflexión y diversión. Claro que hay temas que son más jugosos, como el de la tecnología y la robótica en la vida diaria, y la imagen que en general se tiene de un delincuente.

Desde una voz que se impone, el actor logra que toda la sala se concentre en su rostro lleno de matices. El artista consigue que el público interrumpa en medio de su performance, para otorgarle los aplausos. Obviamente que no todos los espectadores reaccionan del mismo modo, no todos se ríen con la misma intensidad ni la misma frecuencia.

Pero incluso, muchos espectadores que no se ríen tanto, disfrutan indudablemente del show. Algún problema técnico de la sala, como un zumbido leve pero persistente, no impidió que el show fuera un éxito.

Sobrewater [***]

Texto, dirección y actuación: Jorge Esmoris.Sala: Teatro Comedia, Canelones 2150 esquina Joaquín Requena. Tels. 2400 92 66 y 2400 6989.Duración: algo más de una hora. Función: sábado a las 21:00. Las localidades se venden en la boletería de la sala y en Tickantel, $ 350.

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Esmoris regresó al monólogo con un trabajo eficaz, que a la vez hace reir y pensar. Foto: Archivo

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