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Entre la pantomima cómica y lo onírico

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Un clásico renovado. Así es este Don Quijote que cuenta con muchos atractivos, que corren a lo largo de algo más de dos horas, con dos intervalos incluidos. En el correr de los tres actos, los amantes del buen ballet pueden ver un amplio rango de danzas, individuales y colectivas. Desde lo más tradicional a lo contemporáneo.

El argumento, inspirado con mucha libertad en algunos pasajes del libro de Cervantes, está armado de modo de dotar al espectáculo de diversos climas, desde los festivos a los oníricos. Un registro de pantomima cómica aparece en buena parte del montaje, aportando humor y frescura al resultado.

El marco escenográfico tiene varios aciertos, entre ellos un juego visual que funde lo figurativo y lo abstracto, con muy buena dinámica cromática y gran valoración del color. La monumentalidad de los decorados seduce al espectador y le da el entorno necesario para el trabajo de los bailarines.

En la función del estreno, el pasado jueves, el público saludó con especial énfasis a Giovanna Martinatto, que trabajó muy efectivamente el rol de Kitri, aplaudiendo también los últimos pasos de la bailarina en el elenco oficial de ballet. Otras figuras femeninas también lograron avivar a la platea, como Vanessa Fleita, que lució tanto elegancia como técnica, y con el rostro muy expresivo, con muy positiva actitud. O Eunsil Kim, que ofreció un enorme equilibrio entre la delicadeza y la precisión.

Más en general, todo el cuerpo de baile mostró un trabajo irreprochable, que se concretó en los solos magníficos y desempeños colectivos de alineaciones precisas y armoniosas. La variedad de danzas en juego permitió ver a la compañía en muchas facetas, y quizá uno de los momentos más bellos de la creativa coreografía de los maestros argentinos Silvia Bazilis y Raúl Candal, fue el primer cuadro del acto dos, en los bailes que se realizan en el campamento gitano.

Visualmente el vestuario concretó prendas excelentes, aunque alineadas con el carácter tradicional de la historia. En el devenir del espectáculo, quizá fue en el cuadro segundo del acto dos, cuando la obra alcanza su punto estético más alto.

Algunos elementos de utilería, como el caballo de Don Quijote, divierten tanto a niños como adultos. La famosa escena del Caballero de la Triste Figura arremetiendo contra los molinos de viento, está perfectamente resuelta.

La presente versión de Don Quijote subraya los elementos de divertimento, siendo una fantasía escénica —de tono por momentos sumamente españolado—, que sirve de soporte para exhibir a buenos artistas, tanto sobre el escenario como en rubros técnicos.

DON QUIJOTE ****]

Coreografía: Silvia Bazilis, Raúl Candal. Música: Ludwig Minkus, sin orquesta en vivo. Libreto: Versión libre basada en segmentos de Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes. Escenografía y vestuario: Hugo Millán. Diseño de iluminación: Claudia Sánchez. Sala: Auditorio Nacional Adela Reta. Funciones: todos los días, menos lunes, hasta el viernes 9 de junio. Entradas: Tickantel, de $ 850 a $ 60.

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