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La otra "revolución" barbuda

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Barón, La Barbería que Esconde un Secreto, recrea la atmósfera retro.

Desde hace poco más de un año los barber shop comenzaron a aparecer y a marcar tendencia. Las barbas se hacen lugar como una moda alternativa.

El de barbero es un arte, ¿entiendes?", dice Manuel Alonso (27), muy convencido. Es cubano y vive en Montevideo desde hace dos años. "Yo terminé acá por el mismo tema que muchos hombres, por una mujer", explica con una sonrisa socarrona.

Manuel lleva un buen rato sentado en una de las butacas de Barón, "la Barbería que Esconde un Secreto", ubicada en Santiago de Chile y Soriano. No es un cliente más, está esperando para entrevistarse con el dueño del local en cuya trastienda funciona un pub que abre por las noches —el secreto en cuestión—. Manuel aprendió el oficio de barbero en La Habana y luego en Estados Unidos. En principio se siente a gusto en medio de la estética retro que distingue al local.

Manuel asegura que todo el arte del barbero reside en el buen uso de la navaja, la tijera es un instrumento meramente auxiliar y la máquina para los últimos retoques. "Le vas haciendo primero todo el camino, como decimos nosotros, y después le das el volumen", explica mientras mira trabajar a su futuro compañero, Juan Barale (19, foto principal), que pese a su juventud se mueve como un veterano.

Recortar y arreglar una barba es casi como dibujar con la navaja, asegura el joven cubano. Un boceto que, empero, no admite errores y requiere de un afinado sentido del equilibrio.

El de las barberías o barber shops es un negocio relativamente nuevo. Aunque los que conocen el medio mencionan el apellido Capocasale como un referente histórico en el país. De hecho, un descendiente de él, Ignacio Capocasale, tiene uno de los locales más emblemáticos del sector y trabaja en estética masculina desde hace más de 17 años.

El boom barbudo.

Aunque el uso de barbas no tiene nada nuevo, después de todo el vello facial es tan antiguo como el hombre en la Tierra, los cuidados estéticos sí lo son. A juicio de algunos entendidos, el fenómeno tiene las características de boom desde hace no más de un año en el país, en Europa un poco más. Las pobladas barbas vikingas distan mucho de aquellas desprolijas barbas revolucionarias de la década de 1960. Es otra "revolución", urbana, alternativa y hipster.

"Yo creo que es una moda, no tengo inconvenientes en reconocerlo, pero bienvenida sea", dice Ignacio Antuña, el responsable de la página Barbudos del Uruguay (barbudos.uy), una verdadera guía para el usuario que además vende online varios productos dedicados al cuidado de las barbas.

"Uso barba desde hace unos años y siempre me gustó tenerla cuidada, yo estaba decidido a fabricar mi propio aceite para barba, a hacer mi marca, y me puse a investigar un poco en Internet", cuenta Antuña. Su investigación lo llevó a descubrir que ya existían varias marcas de productos, algunas nacionales, manejadas por algunos de los barberos referentes en el país. "Como soy desarrollador web me resolví rápidamente e hice mi página para vender las tres marcas que ya existían en el mercado, y la verdad estoy muy contento", cuenta Antuña.

La página presenta algunos artículos referidos a consejos para el cuidado en general de barbas, el uso de bálsamos, ceras y aceites. En el sitio se encuentra, asimismo, un listado con las principales barberías, que no sobrepasan la media docena en toda la ciudad.

"En realidad, si vamos a ser rigurosos en cuanto a lo que significa un verdadero barber shop, yo diría que no hay más de tres locales especializados, lo que pasa es que como ahora se puso de moda a cualquier peluquería le agregan que es barbería", se queja Antuña.

¿Qué distingue entonces a una barbería de una peluquería corriente? Según Antuña y algunos de los barberos consultados, son algunas cosas tan intangibles como el "ambiente" o su carácter lo que definen a un barber shop genuino. La estética, a ser posible retro o lo más vintage posible, el uso de algunos implementos clave como la navaja y también el de las toallas calentadas al vapor.

"Son todas esas cosas y después una cuestión de estilo, si se quiere, por ejemplo en un barber shop es inconcebible que estén pasando música tecno o cumbias, contrarias a un ambiente relajado como el que se busca", explica Antuña.

De hecho, en los locales que se apegan al "manual de estilo" clásico lo que más suena es jazz, o a lo sumo el indie.

El negocio de Capocasale, en Rivera y Tiburcio Gómez, o el mencionado Barón frente a la Intendencia, o el pequeño local de Retro Barber Shop en Avenida Italia y Las Heras, o el de Álvaro Román, en 21 de Setiembre y Ellauri pertenecen a esa selecta minoría de barberías que tratan de preservar el estilo de los viejos barber shop originarios de Estados Unidos.

No obstante, otras propuestas más juveniles tratan de imponer su estilo y mezclan la peluquería con la barbería. Signos de una proliferación para estos pequeños enclaves de estética masculina.

Pelos y señales.

Son las 15.30 de un viernes y el local 41 de Galería del Virrey está repleto. Los cinco sillones del salón están ocupados, afuera espera una fila de diez jóvenes que, a medida que van pasando, continúa más o menos en el mismo número. Las edades promedio rondan los 20 años, pero se ve a varios adolescentes que esperan ansiosos su turno. La mayoría viene por los cortes de pelo que llevan sus ídolos del fútbol o de la cumbia pop, los menos van a arreglarse la barba con los especialistas.

Aunque en una de las paredes hay un cartel que anuncia el barber shop, el ambiente es decididamente juvenil y desenfadado. El encargado de este local es Nicolás González (25), que se define como barbero, aunque el grueso de su clientela es de peluquería.

"Lo que más trabajamos son cortes para hombres y barbas", dice Nicolás, que viste de manera muy similar a la de sus clientes: vaqueros ajustados, remera, una cadena con una medalla y gorra. "Uno se tiene que adaptar a su público", explica con resignación profesional.

La tendencia en boga por estos días es el llamado fade o degradé, un corte de menor a mayor con una transición muy sutil, que se utiliza tanto en cabellos como en barbas.

Otra de las especialidades de Nicolás y sus seis empleados es el hair tattoo, el tatuaje de pelo, un verdadero trabajo de artesanos que requiere mucho pulso y mucha paciencia.

Nicolás asegura haber aprendido su oficio de barbero con uno de los mejores a nivel internacional, el peruano Christian Rojas, que tiene su local y escuela en Lima. Aunque tiene su emprendimiento desde hace tres años —asegura que atiende a 130 clientes por día—, no fue sino hasta hace un año que se especializó.

"Desde hace un año a esta parte hay como un boom, yo supongo que es porque todo el mundo presta más atención a la estética", explica.

Aunque la mayor parte de su clientela es joven, también cuenta a varios jugadores de fútbol entre ellos.

Pioneros y recién llegados coinciden en una cosa: los barber shops llegaron para quedarse.

Consejos para los barbudos.

Además de utilizar buenos productos para el cuidado de la barba, es fundamental tomar algunos recaudos a la hora de lavar, secar o exponer tu barba a los contaminantes de la vida diaria. Para lograr una barba más lisa, el cuidado y la protección son esenciales. Es muy importante, por ejemplo, el secado luego del lavado y de la aplicación del aceite que se absorberá mejor .

Otra recomendación es que tengas mucho cuidado con el secador. El calor excesivo puede encrespar la barba mejor domada y, si sufres un accidente y aplicas más calor del necesario tus barbas sufrirán las consecuencias y este daño no lo podrás revertir en un día. De todas formas, si optas por usar un secador, cuida de mantenerlo en la dirección del pelo. No hay truco más efectivo para lograr una barba rizada que aplicar el secador desde abajo, y de esta forma lograrás exactamente lo contrario de lo que estás buscando.

Por último, siempre es recomendable (...) hacer un recorte mensual para eliminar las puntas abiertas y restaurar la barba. Fuente: barbudos.uy

De filos y contrafilos.

Los instrumentos de trabajo definen a un barbero. Un buen juego de navajas en primer lugar, con este elemento se realiza en gran medida la rebaja de la barba. El volumen se consigue con el trabajo de las tijeras. Para el rasurado, además de estas herramientas, los "barberos de ley" suelen utilizar toallas calentadas y humedecidas al vapor. Para las barbas muy tupidas los profesionales aplican, asimismo, aceites y ceras especiales para barbas, así como fijadores.

Los trucos del buen barbero.

Nicolás González dice que aprendió los trucos del barbero con uno de los mejores, el peruano Christian Rojas. Su público es mayoritariamente juvenil y llega más por cortes de pelo que por arreglo de barbas, aunque esta es su segunda línea de trabajo. La tendencia que más se lleva, tanto en pelo como en barba, es el corte fade o en degradé, como el que se está haciendo el joven en la foto.

Barón, La Barbería que Esconde un Secreto, recrea la atmósfera retro.
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En el uso de la navaja reside buena parte del arte de un buen barbero.
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La ambientación con mobiliario antiguo es clave según los entendidos.
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Nicolás González estudió el arte del barbero con un maestro peruano.
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Un toque juvenil para esta barbería acorde al público que recibe.
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Los jóvenes estilitas exhiben con orgullo su condición de barberos.
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VEA LA FOTOGALERÍARENZO ROSSELLO

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