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Una exguerrillera, la nueva arma de Tabaré Vázquez

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Lucía Topolansky en la década del 70. Foto: Archivo El País
Lucia Topolanski,tupamara,decada del 70,sobre 1160 archivo viejo el pais antigua blanco y negro, hoy senadora y mujer del ministro de ganaderia Jose Mujica

PERFIL

Topolansky será clave para la articulación entre los poderes.

Fue "la gemela", "Ana", "La Tronca", "la esposa de" y ahora es quien ejercerá la presidencia de la Asamblea General. A sus 72 años, luego de haber estado presa dos veces, impulsado una huelga en el colegio Hermanas Dominicas, sobrevivido a un cáncer, tomado las armas y la Constitución, Lucía Topolansky cumplirá uno de sus últimos sueños: secundar al presidente de la República Tabaré Vázquez.

Topolansky conoce como pocos la dinámica del Parlamento y esa será, según los analistas, una de las ganancias del Frente Amplio tras la renuncia del vicepresidente Raúl Sendic. Los pasillos del Palacio Legislativo conocieron el caminar de esta mujer —sin tacos por la operación de cadera— en el 2000, cuando fue la diputada suplente de Jorge Quartino y, tras la muerte del legislador, terminó ocupando su lugar.

Cinco años después llegó al Senado. Su sector —el Movimiento de Participación Popular (MPP) del que fue fundadora en 1989— obtuvo más votos que todo el Partido Colorado; y eso que en 2015, cuando se candidateó a la Intendencia de Montevideo, conquistó menos adeptos que Edgardo Novick.

Si algo aprendió esta senadora es a sortear las adversidades. No pudo ser madre, pero sí logró casarse con José Mujica, en 2005, a quien había conocido cuatro décadas antes. La clandestinidad no le evitó la prisión, en 1970, pero consiguió fugarse junto a otras 37 presas por las cloacas de la cárcel de la calle Cabildo. Cayó otra vez en 1972 y tras 13 años de torturas no le escapó a la militancia. Así de cambiante ha sido su vida. Siempre.

En construcción

Cuando cursaba la Facultad de Arquitectura, en 1964, el profesor Antonio Cravotto la convocó para hacer de unos ranchos de lata, unas edificaciones de ladrillo. "La Cachimba del Piojo", esta obra social en un asentamiento de La Teja, fue, según quienes la conocen, el verdadero debut de su militancia política.

Entre los silbidos de algunos hombres, por su belleza, la joven Topolansky supo remangarse y trabajar codo a codo con los lugareños. Le costó muy poco dejar de lado su formación en un colegio católico, las clases de ballet o los tiempos de oro de la familia antes de que la empresa de su padre, el ingeniero Luis Topolansky, quebrara. Es que la mujer que en su infancia se mudó al menos cinco veces y que hoy vive en una chacra de Rincón del Cerro, cuyas manchas de humedad han sido destacadas por la prensa mundial, tiene una obsesión: el acceso a una vivienda digna.

De eso se ocupó en su paso por la Junta Departamental de Montevideo (1995 - 2000), en las comisiones del Parlamento y en las donaciones de parte de su sueldo a un plan de viviendas.

En su biblioteca aún guarda algunos libros de arquitectura y urbanismo, de esos que consiguió tras la dictadura. Topolansky se hizo apasionada de la lectura en la estancia de su tío Juan, en Florida. Allí conoció el Manual del perfecto cuentista de Horacio Quiroga, y un verano intentó imitar, sin éxito, el estilo del escritor salteño. Ante ese fracaso, optó por seguir leyendo: primero Carpentier, Lorca, García Márquez y así se fue acercando a los revolucionarios Lenin y Rosa Luxemburgo.

El trabajo de los últimos años, ha dicho, le ha cortado esas lecturas. También ha mermado sus horas de cocinar pizzas y pascualinas, dos de sus especialidades culinarias, y ha disminuido su asistencia a la feria del domingo. Ahora se las pasa en reuniones, declarando que vio un título que no vio, buscado acuerdos, legislando y, por si le sobraba tiempo, articulando entre los poderes.

La militante de las filtraciones

Varios gobernantes del Partido Nacional y Colorado fueron denunciados por los Tupamaros por supuestos negociados a través de la financiera Monty. Las maniobras las denunció Lucía Topolansky, entonces empleada de la empresa, que filtró al movimiento sus "libros negros". Los datos sirvieron permitieron asaltar la financiera en 1969.

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