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¿Y ahora, Brasil?

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Las últimas noticias de Lava-Jato, reveladas en exclusividad por Lauro Jardim, nos llevan a cuestiones automáticas que se relacionan con el futuro de un país ya golpeado por la corrupción. ¿El gobierno de Michel Temer sobrevivirá a tales revelaciones? ¿Las reformas pueden ser sepultadas? ¿Qué sucederá con la economía? ¿Cómo queda el escenario político?

Grandes momentos requieren análisis cautelosos, pero necesarios. Es arriesgado prever el destino de Temer, pero es un hecho que en un contexto de bajísima popularidad, él precisará más que nunca de su conocida habilidad política para equilibrarse en el poder. Pero su futuro dependerá de las calles, siempre de ellas.

Sobre Aécio Neves es posible afirmar que las grabaciones de Joesley Batista sepultan definitivamente sus planes. Aécio ya estaba embarrado, pero tenía a su favor el control del PSDB y daba señales que vendería caro el desistir (o renunciar) a su candidatura presidencial. Ahora no más. Ganará fuerza la tendencia propagada en el Congreso que él debe intentar elegirse como diputado federal, con el único propósito de mantener su fuero privilegiado (¿será parlamentario?).

En principio también es posible decir que un nuevo capítulo de Lava-Jato fortalece la tendencia de crecimiento de outsiders, Joao Doria incluido. Pero la verdad es que él solo sabrá allá adelante quién tendrá consistencia y quién solamente se aprovechó del vacío dejado por los políticos tradicionales, sin condiciones de vuelos más altos.

Consecuencias económicas inmediatas son inevitables. La más importante de ellas se refiere a la reforma de la Seguridad Social, que en el escenario más optimista regresará a los cajones (o a cajonearse), lo que quebraría la columna vertebral de la recuperación económica.

Por fin, ella, la operación Lava-Jato. Es inevitable pensar que por lo menos se les hizo un nudo en el cerebro a quienes caso a caso insisten en atribuirle el papel de verdugo del petismo. Al completar el álbum de figuritas de la política brasileña, puede decirse con seguridad que promovió una agenda ética que no estaba en la agenda brasileña. Lava-Jato no tiene color, equipo o control posible. ¿Alguien lo duda o es necesario hacer un croquis?

ALAN GRIPP - O GLOBO | GDA

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