Publicidad

Sendic, el camino de la renuncia

Compartir esta noticia

El informe del Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio sobre el uso de la tarjeta corporativa de Ancap por parte de Sendic es lapidario y pone en duda la conveniencia de su permanencia en el cargo. Ahora es el turno del Plenario.

Raúl Sendic salió mal parado de su presentación ante el Tribunal de Conducta Política del Frente Amplio sobre los gastos que realizó con la tarjeta corporativa de Ancap. Tal vez peor de lo que se esperaba pues los miembros de ese cuerpo fueron contundentes al echarle en cara su falta de "responsabilidad ética y política", su "incumplimiento reiterado de normas de control" y su "proceder inaceptable en la utilización de dineros públicos". Son cargos muy duros contra cualquier funcionario público, pero más aún si se trata, como es el caso, del vicepresidente de la República.

Del informe del Tribunal surge claramente la debilidad de los argumentos expuestos por Sendic en su defensa ante acusaciones como las referidas al uso de la dichosa tarjeta (acusaciones de menor calibre que otras de mayor entidad sobre las que trabaja la justicia). Tan débiles son los argumentos que no corresponden a una persona plenamente consciente de la gravedad de sus actos ni capaz de articular una explicación coherente para justificarlos. Por ejemplo, preguntado sobre la razón de ciertos gastos suntuarios realizados en conocidas tiendas del exterior, apenas atinó a decir "no sé, la verdad, no sé, no tengo idea de cómo se hizo, la verdad que no lo sé". La misma y alarmante confusión se evidencia en sus explicaciones sobre la compra de un colchón, compra que dijo no recordar para ponerse reiterativo a continuación: "Me parece muy rara esa compra en Divino", "A mí me parece muy rara esa compra".

A todos nos parecen raras esas compras, tan raras como ciertos actos perpetrados por Sendic con o sin la dichosa tarjeta corporativa. Una serie que incluye errores garrafales ya conocidos en la pésima conducción que desarrolló en Ancap y sus empresas satélite, en el falso título de licenciado que supo esgrimir en ocasiones y en el conjunto de declaraciones indignas de un vicepresidente. Entre esas declaraciones públicas figuran las frecuentes alusiones de Sendic a una "campaña de hostigamiento político" llevada a cabo contra él para desprestigiarlo, campaña que el Tribunal menciona, pero que considera irrelevante cuando se trata de apreciar el real fundamento de las imputaciones formuladas contra el líder de la lista 711.

Un aspecto interesante del informe se relaciona con la cuantía de los gastos efectuados con la tarjeta. Según las explicaciones de Sendic esos gastos serían moderados si se los compara con el alto valor de las operaciones en las que interviene diariamente el presidente de Ancap. Con eso pareció insinuar que no valdría la pena preocuparse por el destino de unos pocos miles de dólares gastados en tiendas o free shops cuando él manejaba millones a diario. Ante ese comentario el Tribunal replicó que "la cuantía de la malversación y el grado de enriquecimiento tienen importancia solo relativa". Y agregó con acierto que "un enriquecimiento indebido de monto poco importante es también una violación de principios que deben considerarse fundamentales". En otras palabras no importa tanto el monto de lo que se sacó de la lata sino haber metido la mano en ella. ¿Está claro?

Otro aspecto comentado en el informe es la disonancia entre los dichos de Sendic y la realidad. En particular se analiza el caso de la reglamentación en el uso de la tarjeta, aprobada por el propio Sendic cuando conducía Ancap. Allí se recuerda que ante la prensa el vicepresidente sostuvo que "todo lo que hicimos siempre estuvo apegado a lo que establecimos, a lo que dice el reglamento". Sin embargo, no pudo demostrar que hubiera efectuado las rendiciones de cuentas y la entrega de los comprobantes tal como exigía el citado reglamento, lo que llevó al Tribunal a concluir que las explicaciones públicas de Sendic "no son una versión veraz y coherente de los hechos".

No sabemos cómo actuará el Plenario Nacional del FA que es quien debe decidir. Pero si lo hace en sintonía con las conclusiones del Tribunal de Conducta no queda otra que una sanción muy grave e incluso el pedido de renuncia. En la situación en que se encuentra no parece tener la capacidad, ni la autoridad, ni que sea recomendable que Sendic continúe al frente del Senado y de la Asamblea General o que represente al país en el exterior como lo hace habitualmente. Y menos aún para suplantar al presidente Tabaré Vázquez en los casos previstos por la normativa vigente.

Si el Plenario elige otro camino, si omite actuar de acuerdo a la gravedad de las conclusiones, si prefiere cerrar los ojos y tolerar que siga en funciones, cometerá un error de imprevisibles consecuencias.

EDITORIAL

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad