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Risas, sinceridad y mucha catarsis con las cinco Falladas

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Foto: Pata Torres

Las cinco figuras convocadas por Diego Sorondo para hacer la versión uruguaya de Falladas, de José María Muscari, aceptaron sin titubear apenas el productor les lanzó la idea y les dijo por separado cuál era el elenco.En la primera reunión hubo tal química que Patricia Wolf eligió contarles antes que a cualquiera que tenía una pareja mujer. Cata Ferrand, Paola Bianco, Adriana Da Silva y Luciana Acuña guardaron el secreto durante un mes. Viajaron juntas a Buenos Aires, vieronFalladas en Calle Corrientes y terminaron cenando con el elenco argentino. Se contaron vida y obra, quedaron íntimas, así que Carolina Papaleo y Patricia Palmer prometieron asistir al estreno el 7 de setiembre en Movie Center.

El productor Diego Sorondo quiso comprar los derechos de Falladas y enseguida José María Muscari, director y autor de la obra, se entusiasmó con hacer este éxito de la Calle Corriente con actrices uruguayas.

Patricia Wolf siempre espera ansiosa que suene el teléfono y sea Sorondo para ofrecerle un proyecto. El elenco resultó clave para que aceptara sin titubear. Luciana Acuña recibió la propuesta vía whatsapp y le fascinó el combo: volver a trabajar con Sorondo, compartir cartel con estas cuatro colegas mujeres, y encarar otra obra argentina (ya había hecho Los 39 escalones bajo la dirección de Manuel González Gil). Paola Bianco había leído el texto por arriba pero bastó una primera reunión para saber que quería ser parte de Falladas. "Cuando nos juntamos y vi cuál era el elenco supe que por más que me dijeran de ser asistente me iba a quedar". Cata Ferrand era la única que encaraba su primer proyecto junto a Sorondo y eso le generaba gran ilusión. Ya había sido parte de El secreto de la vida, primera producción de Muscari en Uruguay, y que estuviera el director argentino le "copaba".

Adriana Da Silva se encontraba ensayando Los Monstruos (Emiliano Dionisi) en Buenos Aires cuando Sorondo la llamó: "Te esperan en el Multiteatro para que veas Falladas, están tus entradas, pensé en el personaje de Perla para vos, fijate si te gusta y avisame", le dijo. Fue la primera en ver la obra y apenas terminó la función se paró en plena calle Corrientes para enviar un whatsapp al productor: "Tu ojo fue certero. Creo que es el rol ideal para mí", le escribió.

Un mediodía de abril se juntaron en el Radisson para almorzar y empezaron a hablar de cómo manejarían la prensa con el fin de respetar los tiempos y los trabajos alternativos de estas cinco actrices. Patricia Wolf levantó la mano, pidió la palabra y tiró la bomba: "Chicas, yo creo que voy a distraer un poco a los medios porque hace una semana que tengo novia". Sus compañeras fueron las primeras en saberlo. Se enteraron un mes antes de que la noticia explotara en todos los portales y programas.

Nadie le creyó. Todas se rieron. Adriana, que conoce a la modelo desde los 24 años porque fueron compañeras de secretariado en el Varela, y se fue a su casa convencida de que era una broma. "Patricia ya había hecho una campaña con el Gucci en Río de Janeiro donde decían que eran novios y pensé, ta, la contrataron para algo similar".

Si hubieran hecho apuestas habrían perdido porque la relación entre Patricia Wolf y Agustina Zuasnabar resultó real y va viento en popa. "Yo sentía que lo tenía que contar. Me encantó la actitud de ellas porque fueron súper discretas y aguantaron el secreto", confiesa la modelo. Eso sí, en el grupo de whatsapp hicieron todos los chistes habidos y por haber antes de que circularan en las redes sociales.

Patricia se abrió porque sabía que tarde o temprano la noticia saldría a la luz y quería que lo supieran de su boca y no por la prensa. Se sinceró y encontró en estas cuatro mujeres la contención que necesitaba. Eso fue una prueba más de que el grupo funcionó desde el inicio. "No éramos íntimas, se animó a contarlo y todas estábamos felices", dice Cata.

Y fue, además, una clara señal para Sorondo de que no se había equivocado en la elección de estas cinco Falladas. Su premisa era que hubiera buena vibra y de entrada resultó así. Cruzaron todas juntas el charco, salvo Adriana que no pudo porque tenía funciones en Montevideo, para ver la versión argentina de Falladas y en el camino hacia el puerto Cata dijo, que nunca pase sentir la necesidad de hablar algo de la otra por atrás. Y lo respetan a rajatabla. "Hubo una comunión desde el comienzo: vamos todas para adelante, queremos divertirnos y pasarla bien. Es una comedia chispeante y eso se tiene que traslucir y proyectar al público", opina Adriana. Y agrega que lo que más disfruta de los ensayos son las previas: el mate, la charla, las carcajadas, la complicidad y los chistes inventados.

"Trabajar con amigos te cambia el día. A mí se me superpusieron muchas actividades (Master Class, Hijos nuestros y Falladas), pero además tengo cuatro hijos, y puedo estar muerta, agotada, pero nunca es un embole ir a ensayar", dice Paola.

Adriana tiene 25 años de trayectoria y ha pasado por múltiples elencos. Le tocó estar al lado de colegas fantásticos y otros que no lo eran tanto. Dice que para ser productiva en el trabajo es necesario compartir con gente que tire para adelante y en Falladas eso sucede. "Solo acepto si en el elenco hay gente que está en mi misma sintonía porque son muchas horas juntos y de convivencia los fines de semana. Nuestro rol es divertir al público y tiene que ser una diversión genuina, que no esté empañada por nada que no tenga que ver con el espectáculo".

El grupo de whatsapp es útil para que Muscari les pueda dar instrucciones y pasar piques sobre los personajes a distancia pero suele explotar con otra cantidad de cuestiones ajenas a lo laboral. A veces les tienen que rogar que hablen de la obra porque se cuelgan con cualquier otro tema. Ellas dicen que es la manera que encuentran de estar siempre en contacto y sintonía a pesar de las múltiples actividades individuales.

***

Asistir a una función de la obra en el Multiteatro les permitió observar la respuesta de los espectadores antes del estreno en Uruguay, algo poco frecuente ya que nunca se conocen esas reacciones. Y era siempre arriba: risas, aplausos, carcajadas y complicidad. Esa experiencia les sirvió también para adaptar ciertos chistes o gestos al mercado local, ya que reconocen que el público uruguayo tiene una sensibilidad distintas, otros puntos de humor, es menos demostrativo y poco efusivo.

Úrsula (Luciana Acuña), Brenda (Patricia Wolf) y Diana (Paola Bianco) son amigas y se juntan todos los jueves en la casa de Agueda (Cata Ferrand). Dos de ellas deciden contratar a la psicóloga Perla (Adriana Da Silva) para solucionar los problemas internos del grupo. La terapeuta resulta estar más fallada que todas las demás. Habla sin filtro, ni tapujos y eso genera que estas amigas se aflojen, logren sincerarse y expresen un montón de temas que tienen guardado y pendientes desde hace años.

—(Patricia): Me resultó increíble cómo Muscari conoce la psicología femenina. Las mujeres tenemos un gran absurdo en nuestro universo. Hay cosas que a veces son contradictorias, exageradas, excéntricas. Tenemos cambios en nuestra manera de ser. Y todo eso nos hace hermosas. Pero a la vez estamos totalmente locas, desquiciadas. Somos mucho más complejas que un hombre. Este texto es súper real y todas las mujeres tenemos algo de estas falladas. Cada personaje es sólido. Primero te las muestra frívolas y superficiales pero luego empezás a escarbar y entendés por qué tienen esa personalidad.

—(Cata): El universo femenino es más divertido, rebelde, lindo y es un reto más grande para vivir, pero también es más tedioso.

—(Adriana): En esta reunión de mujeres subyace el humor pero aparecen conceptos más profundos que trascienden el costado cómico.

Sorondo definió quién hacía cada rol y las cinco coinciden en que no se equivocó. La prueba de ello fue la reacción de Ezequiel Corbo, productor argentino de Falladas. Apenas las conoció supo quién interpretaba cada personaje. La única duda se le despertó al ver a Cata y Paola, que en un momento tuvieron los roles cambiados. Ellas quedaron petrificadas porque ni siquiera necesitó hablarles para darse cuenta, bastó con un intercambio de miradas.

—(Paola): Diana no tiene nada que ver conmigo, incluso a nivel interno: es una tipa que no quiere tener hijos con tal de que no le salgan estrías; yo tengo cuatro y no me importa nada de eso. Estoy acostumbrada a ser la payasa y en este caso soy la que menos hace reír. Es un desafío súper interesante.

—(Patricia): A mi me pasa al revés que a Paola. Brenda es muy parecida a mí, súper colgada, así que el reto es crear un personaje que no sea yo misma. Ir más allá.

Ensayan una vez por semana junto a Diego Rinaldi, asistente repositor de Muscari. Ese rol implica copiar de forma exacta la puesta que hizo el director argentino y recibir las indicaciones que éste le da. A las cinco se le dio vuelta la cabeza en el primer encuentro con Rinaldi. En Uruguay es frecuente hacer varias instancias de lectura antes de probar las escenas, pero aquí el proceso fue al revés: arrancaron a ensayar sin tener el personaje armado y lo fueron encontrando en ese camino.

—¿Qué hicieron para conectar con su personaje?

—(Cata): No tengo técnicas determinadas. Lees, escuchás lo que te dicen y aparece solo. De hecho, hay veces que no aparece por mucho tiempo y decís, qué lejos estoy, soy un desastre. Y de repente baja esa mujer.

—(Patricia): Y terminás pensando como ella. El texto tiene muchas claves que te ayudan y son el soporte para crear. Pero me está pasando que veo a Brenda en algunas personas que conozco y me sirve observarlas, ver sus reacciones, retener y recordar esa información. Todo secretamente.

Patricia se asustó en el arranque porque sintió que no estaba a la altura de la exigencia que se planteaba: "Me vino miedo porque ellas son tremendas actrices. Después me empecé a relajar porque mis compañeras me hicieron sentir bien".

—Los nombres de ustedes convocan, ¿consideran que es parte del éxito asegurado?

—(Luciana): Lo único que garantiza el éxito es el boca a boca. Si el espectáculo es bueno lo comentan y la gente va. Si la obra está mal podrás llenar una primera función pero enseguida se corre la bola y no importa quién seas.

—(Adriana): Tal vez el nombre aguante porque tenemos experiencia pero después hay que salir a defender. Cada función es como el kilómetro cero de Montevideo, después tenés que arrancar, meter el acelerador y demostrar. Ser una figura conocida te pone en el paredón: te puede tocar estar en un lugar fantástico o te pueden tirar los dardos y matarte. Cuando sos figura siempre te exigen más y tenés que tener más cuidado de lo que decís y cómo porque estás en el ojo del huracán. Siempre hay que estar defendiendo la cancha.

Colegas y amigas.

La química en este quinteto de actrices fue inmediata. Comparten varias actividades fuera de los ensayos. El día de la nota fueron al Regency spa para relajarse. "Era un regalo que me habían hecho por mi cumpleaños y las elegí a ellas para disfrutar esa jornada", cuenta Cata Ferrand. Adriana Da Silva faltó a esta cita por cuestiones familiares pero el día del estreno habrá otra instancia similar y dice que no se la perderá ni loca.

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Foto: Pata Torres

ESTRENOMARIEL VARELA

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