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"Nunca le tuve celos a mi hermano"

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Elenco completo: Firu Fernández, Vero, Leo Pacella y Jimena Siri.

Soñaba con ser Paquita y le pidió a su padre, Ricardo “Profe” Piñeyrúa, que la ayudara a escribirle una carta a Xuxa. Verónica Piñeyrúa nunca supo si esa correspondencia llegó a destino.Mientras ella moría por ser actriz, su hermano, Jorge Piñeyrúa idolatraba a Omar Gutiérrez y no le importaba ser famoso. La historia se invirtió y él llegó a la pantalla mucho antes que ella. Verónica pensó en entrar a la EMAD pero se asustó por la prueba de ingreso. Hizo profesorado de Educación Física porque todos le decían que del teatro no se podía vivir. Llegó a la TV gracias al Piñe, pero se ganó un lugar: “Si fuera solo la “hermana de” hubiera durado tres días”. El 29 de abril debuta como actriz en Swingers (Alfredo Leirós). La obra irá todos los sábados a las 23:00 en el Notariado.

—Tu hermano y vos se llevan solo dos años pero él te cuidaba cuando eras chica y vivían en Buenos Aires. Él dice que te recuerda inquieta pero obediente, ¿era así?, ¿cómo te portabas?

—Él me cuidaba mucho y le tenía que hacer caso. Hasta el día de hoy soy ansiosa y me movía mucho: corría, iba de un lado al otro, jugaba. Y él es todo lo contrario. Una vez fuimos a Brasil a ver a mi padre, yo tenía un año y medio, me escapaba por abajo de los asientos del avión y él me iba a buscar.

—¿Qué era lo mejor de que te cuidara él?

—Lo mejor era que jugábamos mucho. Una vez llegaron mis padres a la casa de Olivos, donde vivíamos en Buenos Aires, y estábamos jugando a la mancha sobre las tejas de la azotea. Creamos un lazo muy fuerte. Mis padres allá no tenían a nadie, yo tenía 6 años, él 8 y era un barrio tipo Carrasco, muy solitario. Una vez llamó a mi madre para decirle que yo tenía fiebre y cuando ella llegó me tenía tirada arriba de una manta, mirando tele con los paños de agua fría, pero me chorreaba todo porque no los escurría.

—En el 93 bailaron juntos rock n roll para unas promos de Coca Cola en la playa, ¿lo recordás?

—Yo hacía danza con amigas, nos contrataron para un show de Coca Cola y faltaba un varón que bailara. Supuestamente tenía que ser alguien que hiciera gimnasia artística, pero yo dije, llamemos a mi hermano que baila muy bien, tiene terrible onda y en esa época estaba re flaco. Aceptaron pero con la condición de que bailara con él. Fue un verano espectacular, éramos seis parejas e íbamos por todas las playas.

—Decís lo primero que se te viene a la boca, sin filtro, ¿cuál fue la peor que te mandaste?

—Cuando era chica iba al club Hebraica y la madre de una de las chiquilinas era insoportable. Yo tenía siete años. Un día nos estábamos cambiando en el vestuario y escuché, la madre de fulanita tal cosa. Y yo dije, ay, la boba de la madre de fulana. Cuando me di vuelta la mujer estaba ahí y me puteó toda. Quedé como un pollito mojado, me agaché y me hice pis encima.

—En Bendita TV (Canal 10) hicieron una campaña para buscarte novio. Si bien ahora estás en pareja con Pablo Tambucho, ¿en tu historial hay muchas primeras citas frustradas?

—Muchas no. En realidad me meto con gente que conozco, me encariño y me gusta la personalidad. No tuve muchas citas a ciegas, o de conocer porque no me gusta. Hay una que siempre cuento: me fui hasta Maldonado por alguien con quien había hablado una vez y después solo por mensajes. Cuando llegué me di cuenta de que no quería nada y le tuve que decir, no, andate. Y me quedé durmiendo sola.

—Viviendo en Buenos Aires habrás pasado mil veces por la calle Corrientes, habrás visto muchos programas, ¿cómo quién querías ser?

—Viví en Buenos Aires hasta los siete años y no veía mucho. Mi ídola siempre fue Xuxa. Quería ser Paquita y le pedí a mi padre que me ayudara. Le escribimos juntos una carta que decía que mi sueño era ser Paquita, que conocía todas las canciones, las coreografías y que sabía bailar. Mi padre me dijo que la mandó pero capaz que nunca lo hizo.

—¿Haber vivido en Buenos Aires influyó para que quisieras ser actriz o cuándo empezó todo?

—No fue por ahí. En Buenos Aires arranqué a pedir que me llevaran a hacer avisos y mis padres nunca me dieron bola. No sé por qué. Me parece que empezó más en Uruguay. Siempre me acuerdo que a mi hermano le importaba un huevo. Él se acostaba a mirar la tele en el living, veía a Omar Gutiérrez y era su ídolo. Yo le decía, ¿cómo puede ser tu ídolo?. Es un crack, me respondía. A él no le importaba nada y terminamos al revés: yo quería dedicarme al teatro, pero mi vida agarró por otro lado.

—Hiciste teatro con Marcelino Duffau primero y después en La Candela, ¿qué recordás de esas primeras clases?, ¿te destacabas?

—Me acuerdo que en La Candela eran niños que iban desde hacía tiempo y yo estaba medio tímida. Tenía 12 años, repartieron los papeles para la obra, me dijeron que me tenía que dar un beso con un chiquilín, y ahí dejé; me dio vergüenza.

—El Piñe siempre te dice que te dormiste y tendrías que haber empezado antes, ¿por qué te metiste en Educación Física y no en una escuela de arte dramático?

—Todo el mundo te dice que del teatro no se puede vivir y yo tenía en la cabeza que tenía que terminar el liceo y hacer una carrera. Hice Hotelería y Turismo porque quería recorrer el mundo y después no viajé. Me metí en Educación Física, enseguida tuve hijos, empecé a trabajar en escuelas, liceos y fui postergando. Me gusta ser profesora pero cansa, y no era lo que más me hacía feliz. Yo me daba cuenta de que quería cambiar y un día le dije a mi hermano, ayudame. Aparte me tenía fe porque soy una mina que le encanta cagarse de la risa. Surgió eso de conducir con la familia a fin de año en Bendita TV y así empecé.

—¿Qué harías si volvieras atrás?, ¿te dedicarías al arte y a la comunicación?

—Seguro no hubiera hecho Educación Física y me hubiera puesto a estudiar teatro. En un momento pensé en hacer la EMAD (Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático) pero me cagué. Había terrible prueba de ingreso y todo el mundo te decía, del teatro no se puede vivir.

—¿Seguís dando clases?

—Sí, doy gimnasia artística en el Colegio Alemán. Estuve hasta el año pasado en la escuela 338 de Punta de Rieles y este año tuve que renunciar porque era de mañana y en ese horario tengo radio. Dejé con todo el dolor del alma porque había concursado, era efectiva y trabajé siete años.

—Tu hermano era un tipo común, no le interesa lo mediático y se terminó convirtiendo en la cara del canal; vos todo lo contrario, ¿cómo lo llevabas?, ¿te daba celos?

—Nunca le tuve celos a mi hermano porque siempre fuimos bien diferentes, aparte él es un loco que no genera envidia. Yo no conozco a nadie que diga, no lo banco. Debe de haber pero es un loco muy sensible. Siempre dije, pucha, yo tengo que hacer algo de esto, pero la fui llevando.

—¿Tu padre nunca te llevó a la radio para que probaras?

—Sí, con 18 años fui con un novio mío que trabajaba con mi padre en la radio. De terror, no me animé a hablar. No era yo. Mi padre me dijo, yo te llevé, vos perdiste la oportunidad. Pero se ve que no era para mí en ese momento. No sabía nada de fútbol. Me encantan los jugadores nomás.

—Salir en televisión era tu sueño, ¿resultó ser tan lindo como imaginabas o te llevaste alguna decepción?

—Está buenísimo, pero es un trabajo. No todo es color de rosas. Hay veces que me embola ir un 1° de mayo a hacer notas en la plaza, como he hecho. No lo cambio, lo sigo eligiendo, pero tiene sus pros y sus contras, como todo. Creo que lo más lindo es el cariño de la gente.

—¿Y te sentís querida por la gente?

—Sí, me siento querida. Siempre hay alguno igual que putea o te dice, vos estás ahí porque sos la hermana de…. El otro día en la radio me dijeron eso y salté, si fuera por "la hermana de" hubiera durado dos meses, no tres años. Pero la mayoría de la gente es re buena onda.

—Hablás sin filtro y tu hermano es políticamente correcto, ¿te ha pedido que te cuides?

—Ahora está más tranquilo, pero al principio se ponía re nervioso. Creo que después de que gané el Iris a Revelación en 2016 se aflojó. A Bendita TV llegué por él, pero a Radiomental y al teatro no, y eso le fue demostrando que yo podía hacer mi camino sin que esté él a mi sombra. Me gusta porque es un mérito mío y aparte es un alivio para él.

—En Bendita sos compañera de Claudia Fernández, ¿cómo te recibió ella?

—Siempre me trató bárbaro y me dio para delante, nunca tuve ningún problema.

—¿No hay celos?

—No, que yo sepa. De mi lado no. Aparte el papel que ella tiene es completamente diferente al mío. Ella es Claudia Fernández y tiene un lugar que no se lo va a sacar nadie, ni me interesa sacárselo, y yo soy notera. Ella es re cuidadosa con su imagen, está divina siempre, habla bien, y mis compañeros de trabajo a mí me dicen, che, Carlitos.

—El debut en teatro con Swingers te llega con casi 40 años, ¿sentís que es una buena edad?

—Siento que tendría que haber empezado antes porque en diez años voy a estar hecha mierda y no me van a llamar de ningún lado (risas). El otro día estaba medio bajón pero decía, no puedo pedir más nada. Estoy en Bendita TV que es uno de los programas más vistos, hago radio todos los días y ahora voy a actuar en una obra de Alfredo Leirós que es flor de director.

Elenco completo: Firu Fernández, Vero Piñeyrúa, Leo Pacella y Jimena Siri.
Elenco completo: Firu Fernández, Vero Piñeyrúa, Leo Pacella y Jimena Siri.

—¿Cómo te llegó la propuesta?, ¿aceptaste de entrada?

—De una. Alfredo (Leirós) me intentaba ubicar y estábamos desencontrados. Un domingo me escribe y le digo, llamame. Me contó la propuesta y no lo podía creer. Me encantó. Ni lo pensé, le dije que sí.

Swingers la hizo tu hermano años atrás junto a Claudia Fernández, Maxi de la Cruz y Daniela Marotta, ¿es la misma obra?

—Es el mismo título, pero no la misma obra. Tirso Calero, el autor, la hizo en España y acá compraron los derechos. El loco twiteó antes de que yo me enterara de la propuesta: "Feliz al saber que mi obra teatral Swingers tendrá versión uruguaya. Estreno 29 de abril en @TeatroNotariado Montevideo. Con @veropinie". Me arrobó y yo le puse me gusta pero no entendía nada. Al otro día, cuando me llamaron dije, ah, con razón.

—¿Qué papel te toca?

—Es la misma historia que la película Dos más dos (Diego Kaplan, 2012) pero adaptada al teatro. Yo hago el personaje que interpreta Julieta Díaz y Leo Pacella el de Adrián Suar. La otra pareja (Firu Fernández y Jimena Siri) es swinger, nosotros no, me invitan y yo con el desgaste de la relación quiero probar.

—¿En la vida real probarías?

—No, ni loca, soy re celosa. Iría a las fiestas esas para ver cómo es, pero me imagino mirando de reojo.

—¿Cómo te preparaste para este debut en teatro?

—Lo primero que hice fue mirar de nuevo Dos más o dos y observar cómo era la mina, sacarle cosas. Y como mis compañeros están súper acostumbrados al teatro no seguimos el guión textual, ponemos mucha cosa nuestra. A mí me cayó justito. No me cuesta porque es humor, lo hago natural. Obvio que tengo miedo de subir al escenario y quedarme en blanco y olvidarme de la letra. Pero no es una obra dramática, eso sí que no sé si podría hacerlo.

—¿Cuál dirías que es tu fuerte y tu debilidad como actriz?

—¡Ay no me siento actriz! Creo que mi fuerte es que lo hago con terribles ganas, trato de meterme en el personaje y ser buena compañera. Está bueno llevarse bien. Y en este grupo tenemos muy buena onda. Mi debilidad debe de ser que no estudié para esto, que aprendo sobre la marcha y me cuesta estar quieta arriba del escenario: ¡¿Qué hago con las manos?!

—Las fotos para promocionar la obra son algo jugadas, ¿cómo te sentiste en la producción?

—Estaba en bolas, solo con bombacha y me taparon con unas cortinas, ni siquiera eran sábanas. No me costó ni me dio vergüenza. En una parte de la obra me tienen que tocar una teta los dos y ni siquiera me da cosa. Estamos actuando y todos para la misma.

—Más allá de lo laboral, ¿cómo te encuentran los 40?, ¿estás en tu mejor momento?

—Me siento bárbaro por todo lo que me está pasando, pero me está costando. Estoy envejeciendo, se me está cayendo todo. Es empezar a aceptar porque aparte yo no estoy ni ahí con hacerme nada: ni las lolas, ni ponerme bótox. Me anoté en un gimnasio a media cuadra de mi casa para poder ir pero soy poco constante.

—¿Vas a festejar los 40?

—Cumplo el 27 de abril e iba a hacer algo el sábado 29 pero el estreno me cagó. Entonces mi idea es ir a un bar después de la función, que caigan todos mis amigos y festejo la dos cosas. Ya conseguí el lugar y el DJ.

¡De fiesta!

La ganadora del Iris Revelación 2016 se esmeró para esta gala. Lució un hermoso vestido de María Bonita y la maquilló Aita Musi. Fue una excepción: Verónica jamás se arregla. Sale de su casa con un jogging viejo y Crocs. "Las vestuaristas del canal siempre me andan atrás y me dicen que me tengo que cuidar más. Soy cero coqueta".

El eterno femenino de una imaginativa pintora
Foto: Daniel Ayala.

VERÓNICA PIÑEYRÚA

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