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¿Es cierto que la tormenta solar de "esta noche" puede destruir todo?

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Mentiras de Whatsapp

Será esta noche y repercutirá en todo el mundo. Al menos así lo asegura el mensaje que llega a través de WhatsApp. Es más, se sabe hasta a qué hora sucederá: “A partir de 12:30 am hasta las 03:30 am nuestro planeta estará con una radiación altísima”.

El “AVISO IMPORTANTE”, como se titula, así en mayúscula, habla de que “esta noche” habrá “rayos cósmicos” que “van a pasar muy cerca de la Tierra” y por ello se pide a quien lea el mensaje que lo comparta con “todas las personas importantes” en su vida.

Las "fuertes radiaciones" pueden traer serias consecuencias, por lo que es importante que esta noche “no se olvide de apagar su celular, tableta, computadora, y recuerde “ubicarlos muy distante de su cuerpo”.

El mensaje que circula desde hace tiempo entre personas de todo el mundo por WhatsApp pasa de celular en celular, y hay muchos que cada día se inquietan al pensar que la tormenta solar será “esta noche”. No importa qué día llegue el mensaje, siempre será “esta noche”.

Y el aviso incluso desafía a quien no confíe: “La Singapore TV anunció esta noticia. Si no cree puede verificar en Google y la NASA BBC News”, se lee.

Más allá de los rumores infundados sobre que un fenómeno de tal magnitud puede sorprendernos un día de estos y de todas las advertencias apocalípticas que circulan indicando que nuestras rutinas colapsarían si ocurriera, los expertos sostienen que una tormenta solar es algo que efectivamente sucederá.

Pero tranquilos: por lo pronto, no será esta noche.

Para entender qué es una tormenta solar, cuándo podría suceder efectivamente y qué consecuencias reales traería, El País habló con el astrónomo Gonzalo Tancredi, del Departamento de Astronomía del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República.

Primero lo primero: ¿Qué es una tormenta solar?

Las tormentas solares ocurren en nuestro planeta cuando la actividad del Sol interfiere en el campo magnético de la Tierra. Tancredi explica con más detalles qué es lo que sucede: el Sol tiene una actividad cíclica que se manifiesta en su superficie con manchas solares. Cada 11 años éstas aumentan en cantidad. Y asociadas a esas manchas, hay erupciones, es decir, eyecciones de materia solar.

Esta materia muchas veces vuelve a caer en la superficie del Sol, pero en algunos casos se escapa y se eyecta hacia el espacio interplanetario como una burbuja “que está muy caliente y con carga eléctrica”, por lo que “asociado a ella va a haber un campo magnético”, detalla el astrónomo uruguayo.

Esa burbuja se eyecta en una cierta dirección, y si ocurre que la Tierra está en esa dirección se produce en nuestro planeta una tormenta solar.

Lo que podría pasar realmente.

La radiación de partículas energéticas que ingresa al campo magnético terrestre puede llegar a afectar a los satélites artificiales. Podría verse afectado, en el caso de una tormenta solar, “todo lo relativo a las comunicaciones con los satélites”, por ejemplo, “la información que está en los satélites de monitoreo, tanto climático como en tierra, o los GPS, uno perdería la información de los GPS”. En las comunicaciones en tierra, de radio, también se producirían problemas”, añade Tancredi.

Y explica que también puede afectar a los astronautas que estén en el espacio en ese momento y que no estén protegidos dentro de sus naves. La radiación de estas partículas es muy dañina para los tejidos, y son capaces de atravesar el traje que lleven puesto los astronautas. También las naves pueden sufrir desperfectos.

“Una de las cosas que puede producir” una tormenta solar “es lo que llamamos las corrientes geomagnéticas inducidas” que pueden llevar a que haya desperfectos en “las líneas de alta tensión, de gran porte y distancia, o también en oleoductos o algún tipo de caños que estén en la superficie de la Tierra, o hasta submarinos”, detalla el astrónomo.

Agrega que “puede haber desperfectos en, por ejemplo, los transformadores que están en las líneas o en el caso de los oleoductos a producir chispas y prender fuego el material”.

En el año 1859 ocurrió la tormenta solar más fuerte de la que la humanidad tiene registro y causó el colapso del telégrafo por las corrientes geomagnéticas inducidas. Se vieron además auroras boreales hasta en latitudes intermedias, cuando lo común es que solo se vean en los polos.

Si un evento tal ocurriera en la actualidad, “por la dependencia hoy en día de lo tecnológico”, Tancredi dice que “se estima que las pérdidas que podría haber serían del orden de cientos de miles de millones de dólares, por la cantidad de satélites en que se generarían desperfecto”.

Respecto a las consecuencias que podría tener una tormenta solar en la salud de los seres humanos, Tancredi dijo que “por ahora” no hay “una conclusión clara, no hay estudios suficientes”.

Pero, ¿cuándo podría pasar?

La amenaza de una tormenta solar pareció volverse más seria y más cercana una vez que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmara en octubre de 2016 un decreto en el que ordena a su país que se prepare para este fenómeno y trabaje en conjunto con la NASA y otros organismos.

El decreto firmado por Obama pide coordinar esfuerzos para “preparar a la nación ante eventos meteorológicos del espacio”. Y señala que esos sucesos pueden ser “destellos solares, partículas de energía solar y ruidos geomagnéticos”.

Tancredi señala que este fenómeno de las tormentas solares se conoce desde hace más de 400 años, desde las primeras observaciones telescópicas, pero hoy en día es mucho más preocupante debido a la afectación que puede haber en las cuestiones tecnológicas.

Hace algunos siglos, “ver una aurora boreal más o una menos no iba a preocupar mucho a un humano”, pero “hoy en día es muchísimo más preocupante”. Y si se mira “lo que han sido los últimos picos” de las tormentas solares “y el desarrollo tecnológico que ha habido en los últimos 30 años es esperable que en el futuro esto sea cada vez más preocupante”.

Los expertos hacen predicciones basadas en eventos que sucedieron en el pasado, teniendo en cuenta los últimos picos de actividad: “En 2002-2003 hubo un pico de actividad bastante importante”, recuerda, y cuenta que en ese momento hubo como consecuencia un apagón en Sudáfrica que afectó a miles de personas. “Hubo un pico de menor proporción en 2012-2013”, agrega. Es por esto que muchos, como el gobierno de Estados Unidos. Se preparan al sospechar que podría pasar en los próximos meses.

Tancredi añade que “hoy en día hay satélites que orbitan en torno al Sol, a la distancia de la Tierra, que monitorean continuamente” y vigilan “si se produce alguna explosión de ese tipo”.

“Cuando se produce una eyección de masa coronal las partículas viajan a unos 400-500 km por segundo y demora entre dos y cuatro días en llegar a la Tierra. Si se produce hay una alerta”.

El astrónomo lamenta que si bien “hay una capacidad de previsión del evento”, todavía “no hay una capacidad de mitigación”.

“Que estos eventos ocurren y van a seguir ocurriendo en los próximos siglos es sin duda, porque la actividad solar no se detiene, varía, y hay momentos en que es menor”, concluye Tancredi.

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